Pero, yo quiero ver me dices nuevamente que me amas,
La granadera he escuchado
Y el cortejo ya ha ingresado,
Muchos se van…
Pero solo te quiero decir que
Solo me queda esperar
Para volverte a cargar
Junto contigo una lagrima derramar…
Así como esta vez
Jesús Nazareno del Milagro…
Únicamente Consummatum Est…
De: Carlos Garrido
A Jesús Nazareno del Milagro de la aldea de San Felipe, Antigua Guatemala
No se si anoche llovió
O el cielo estaba llorando
Todavía en los vergeles,
Las flores y las hojas de los árboles
Retienen luminosos diamantes,
Que sueñan afanados
En capturar el sol.
Huele a tierra mojada,
Las campanitas azules
Y otras flores del campo,
Reúnen a las abejas
Para invitarlas a libar
El exquisito néctar
De sus rebosantes copas.
Voy pasando a la vera
De una finca legendaria,
Entre enramadas de variados verdes
Y florecidas añiles.
A mi izquierda y en plena vuelta
Deje varado sin querer
El pórtico cual inesperada
En el sereno mar de la clorofila
De la dormida finca Filadelfia
El cielo es una copa de Jacaranda florecida
Y el suelo, una alfombra que al caminarla
Despide la sin igual perfumería
De la primavera antigüeña
Llego a la puerta de una iglesia
Parecida al adorno de un pastel
De la primera comunión
Tiene una sola nave
Casi siempre ocupada
Rescatando, amorosa
Con su aroma de santidad
A los incontables
Náufragos de la fe.
En el crucero,
Poco antes del altar mayor
Esta Jesús Nazareno del Milagro:
Su frágil anatomía
En arco violín
La curva el peso de la cruz
El hombro hundido,
Huella imborrable del martirio
Al que fue sometido
Las manos magulladas
Y en los nudillos de los dedos
Retratado el dolor de azul morado
En sus codos heridos se ensaño el raspahielos
Tiene cabellera dispersa
Sobre nuca, los hombros y la espalda.
Su rostro es un sol huraño
Palidecido, por tanta sangre derramada.
Su frente serena
Ni siquiera contraído en el entrecejo
Sus ojos tiernos viendo hacia abajo
Para que la humildad no se atreva a revelar su majestad
Sus cejas inmovibles
La nariz bloqueada por corales de sangre coagulada
Lo obligan a tener la boca semiabierta
Para que el aire suavemente se deslice a sus pulmones.
El bigote y la barba nazarena enmarcan su rostro de pálido lirio
Sobre la cabeza acomodo su nido el áspid de las espinas
Que al morderla, hizo fluir ríos de sangre que improvisaron causes
En su divino rostro y lleva sobre su frente un resplandor
Para cegar los ojos de los que tienen y no ven
Jesús Nazareno del Milagro
Gorrioncillo de luz
Tierno borde de vid celestial
Cáliz de amor
Trigo divino,
Pedacito de paz
Ángel de sabiduría
Astro de bondad
Pan de cuaresma
Vino para saciar la sed
De los que atraviesan
Su propio desierto espiritual
Jesús, sementera del cristianismo
Jesús Divino,
Salvador del mundo
Yo pongo en tu, Señor,
Entera confianza,
Infinita mi fe,
Porque para vencer al mal
Y humanizar al mundo
Solo tu, Señor,
Eres nuestra esperanza.
Héctor Felipe Cruz Corzo
Año 2007
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OH SALVADOR DEL MUNDO!
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Humildad.
Siendo así que
el orgullo de todo
pecado y causa segurísima
de perdición,
Jesucristo Nuestro Señor
puso especial cuidado
en enseñarnos la
virtud de la humildad.
“Aprended de mi que soy
manso y humilde de corazón
y lograreis paz,
y tranquilidad para
vuestras vidas”.